lunes, 14 de diciembre de 2009

Hace un año en Diciembre

Hace exactamente un año en Diciembre pasado, como todo el mundo me planteé una serie de proyectos, cosas que quería hacer, sin embargo no todas se han cumplido, y podemos echar las culpas a mil cosas, pero la realidad es que en todo aquello en lo que puse suficiente empeño, en todo eso si que lo consegui, pero por voluntad y por dejar otras buenas intenciones en el camino.

Este año me planteo nuevas metas, y sé que algunas se cumplirán y otras no, sé que aquellas en las cuales, ponga mi máxima intención, puede que se cumplan, pero también sé que otras no se cumplirán porque a veces hay que sacrificar unas para conseguir otras, y es una gran verdad que todo no se puede conseguir, pero es más verdad que nosotros decidimos aunque no lo creamos, que ilusiones cumpliremos y cuales no, ahora mismo en el recuerdo puedo ver muy claramente cuando las fuerzas me flaquearon, cuando me faltaron ánimos, y cuando sucumbí al esfuerzo en aras de la comodidad, la pereza, o simplemente por tener que elegir.

Todos nos fijamos metas, todos alcanzamos algunas, y todos dejamos que unas cuantas o una sola. Queden o quede en el camino, y podremos engañar al resto de la gente a nuestro alrededor, pero nunca podremos engañarnos a nosotros mismos, y aunque por un instante nos lo creamos, solo tenemos que mirarnos al espejo para pensar un poco y descubrir la verdad.

Si miramos a este año que termina, a lo que ya es pasado, veremos aquellos momentos en que nos faltó empuje o tomamos la decisión equivocada.

Como dice el titulo, ya hace un año, pero seguro que ahora todos en nuestra mente nos plantemos nuevas metas, nuevos retos, y lo peor es que tenemos la costumbre de no desear algo pequeño, sino algo difícil, costoso o laborioso, lo comenzamos con el año nuevo, como si eso fuera la solución o el simple comienzo de este año que pronto comenzará fuera el gran artífice del éxito sea en parte porque confiamos que enterrando un año, olvidándolo podremos conseguir todo aquello que nos propongamos.

Fijémonos metas, emprendamos proyectos, pero no seamos excesivamente optimistas, debemos intentar pequeños o grandes pasos, pero no inmensos saltos, por mi parte tengo claro lo que quiero para el próximo año, se lo que no podre conseguir, tengo claro que algunas cosas dependerán en parte de un poco de suerte pero no enterraré este año, lo usaré de impulso como experiencia para concentrar mis fuerzas en aquello que “solo” depende de mi.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Las segundas oportunidades en la pareja

En realidad esta cuestion es tan amplia… pues existen mil posibilidades, pero que haces cuando tu pareja te pide una segunda oportunidad, te dice que puede cambiar para tratarte mejor y/o no hacer aquello que te molesta…

En realidad es como llegar a un camino con dos posibilidades, la primera es estar contento por el simple hecho de conservar esa pareja, esa persona a la que quieres y esto ocurre mas frecuentemente cuando el amor es ciego, o por lo menos cuando estas muy enamorado.

Pero tambien co-existe la segunda posibilidad, que te “des cuenta que puede cambiar”, y es en ese momento cuando se llega a pensar en Porque no ha ocurrido esto antes? Acaso era necesario un ultimatum para que se produjera dicho cambio?

Y que ocurriria si no hubiera habido ese ultimatum? Acaso la otra persona hubiera seguido tal como iba? En resumen… haciendote daño
Porque si consigues ver eso, resulta que o no estas enamorado ciegamente, o simplemente te das cuenta de que tu vida podria haber cambiado hace años pero por pensar que iba bien, o por no querer estropearlo, has estado un corto o largo periodo de tiempo soportando una situacion que nunca debiera haberse producido.

Y que pasara en el futuro, cercano o lejano? Volvera a ocurrir? Habra una tendencia a repetir comportamientos aun habiendo prometido no repetirlos, ese gran miedo, unido al conocimiento de saber que has sufrido en balde, hace replantearse si dar o no, esa segunda oportunidad.

---

Personalmente soy como soy, hago lo que hago, y seguire haciendolo porque por lo menos en lo que respecta a las personas que quiero, pienso lo que hago antes de hacerlo, y prefiero pedir permiso que pedir perdon, porque… si no tratas a tu pareja como quisieras que te trataran a ti, es simplemente porque no te importa, porque realmente no la quieres, y si eso sucede, la frase cambia de orden, haces lo que te apetece sin pensar en las consecuencias, y prefieres pedir perdon a pedir permiso.

Y es este segundo pensamiento el que me lleva al tercero:
Acaso mi pareja pensaba eso antes, pero al ver que podia abandonarla ha decidido cambiar como aquel que estira de una cuerda, y solo en el momento que empieza a ver como esta se desilacha, solo entonces es cuando deja de estirar o suaviza la fuerza para que la cuerda no se rompa, y de ser asi…

Que debo sentir de alguien, al que Yo no le importaba lo suficiente para tratarme antes como me trata ahora?

viernes, 21 de agosto de 2009

Quiero...

Quiero… vaya palabra a pesar de ser sencilla, tan solo la pronunciamos cuando por un instante nos desprendemos de todos los escudos con los que cargamos en nuestros día a día, será frente a alguien de nuestra confianza, que sabrá entendernos, y comprendernos, cuando podremos expresar ese deseo y hacerlo público por un instante.

Pero acaso es tan difícil de comprendernos, tan complicados somos, Quiero… es simple, puedo querer algo material, o algo que no se compre con dinero, es lo que YO quiero, y no debería ser tan difícil de pronunciar, sin embargo, pocas veces nos atrevemos a decir esa palabra excepto en un entorno muy íntimo con nuestro mejor amigo, nuestra pareja…

Quiero… muchas cosas, tangibles o intangibles, Quiero… y debería ser fácil de entenderlo, de entendernos los unos a los otros, por el simple motivo que “todos” queremos algo, o a alguien que aun no está en nuestra vida.

En realidad, si miramos a nuestro alrededor, seguro que esa persona del fondo, quiere…, y el otro también, y aquel de más allá, en cada persona late un corazoncito con deseos e ilusiones.

En ocasiones cuando compartimos un rato con nuestros conocidos, confesamos querer algo, pero son cosas que realmente aun siendo importantes no son ese deseo íntimo, escondido, guardado en nuestro corazón, aislado del exterior, como si se tratase de una vitrina de cristal, la cual tememos que se rompa si la abrimos en lugar inadecuado, y por eso solo cuando estamos totalmente cómodos, seguros, nos atrevemos a desnudar nuestra realidad, sin caretas, sin protección alguna, ante alguien a quien de alguna forma profesamos afecto, alguien a quien queremos, es entonces cuando desde nuestro profundo interior sale aquello que realmente ocupa nuestro pensamiento en esos instantes que por pequeños no son menos importantes.

¿Que es lo que quieres?… piénsalo, hay algo en lo que piensas, al levantarte cada mañana, al asearte frente al espejo, cuando después de hacer todo lo necesario y habiendo descansado te paras, te quedas un momento en blanco… nuestra mente vuela, mejor dicho revolotea alrededor de ese pensamiento, de ese deseo guardado por nuestro silencio, escondido del mundo, haciéndolo más nuestro, privado, oculto

Quiero… es el secreto mejor guardado, aquello que solo una persona sabe, nosotros mismos… ¿O acaso no tienes algún deseo?

jueves, 23 de julio de 2009

Soñar

Soñar

Parece muy sencillo puesto que lo hacemos a diario, es más, sería imposible vivir sin dormir, sin soñar, lo sabemos por la medicina, pero que pasaría si nunca hubiéramos dormido, si nunca nos hubiéramos sumido en ese trance de liberar la mente de todo pensamiento, dejar que los párpados caigan, y simplemente descansar, olvidando todo nuestro alrededor…

Sabemos dormir, o por lo menos intentarlo, capítulo aparte merecen aquellas personas que les cuesta, unas por que no pueden liberar su mente de preocupaciones, de pensamientos, y así ven pasar las horas del reloj, una tras otra. Aunque hoy no va de insomnio, sino de la capacidad humana de entablar ese trance, tan poco valorado, que nos hace levantarnos al cabo de unas horas descansados para el nuevo día.

El puro instinto o el simple cansancio, nos llevaría irremediablemente a los brazos de Morfeo, a recostarnos, a ponernos cómodos, e independientemente del ruido o luz externo, dormiríamos, con lo cual es algo que descubrimos ya de pequeños, y también de mayores, aprendemos a dormirnos, la verdad es que “es imposible estar sin dormir” pero si vamos más allá, analicémoslo como una función del cerebro, una función conocida, sabemos que existe y cuando lo necesitamos o tenemos ganas, ponemos en práctica un ritual que consiste en relajar el cuerpo, y no pensar en nada.

Es ahora mientras estoy recostado, pensando, cuando me viene a la cabeza una pregunta. Que pasaría si no supiéramos dormir? Y no lo necesitáramos por cansancio… quizá podríamos no conocer esa faceta para estar mejor física y psíquicamente al cabo de unas horas de descanso, y esta inocente pregunta conduce a otra. Cuantas funciones podría tener nuestro cerebro que desconocemos? Se dice que solo aprovechamos la décima parte del mismo.

Será tan simple como que no sabemos empezar algo que desconocemos porque no lo hemos hecho nunca… Podríamos descubrir nuevas capacidades si llegáramos a saber “empezarlas”?