jueves, 14 de enero de 2010

Blanca y hermosa

Blanca y hermosa vigilas mis tardes para acompañarme toda la noche, entre esa soledad agradecida, que convierte el aburrimiento en el placer de ver el transcurso de las horas, de dejar volar los pensamientos, horas nocturnas de poco movimiento y ningún ruido, horas tranquilas que compartes con todo aquel que quiera admirarte, horas nerviosas de aquellos que cierran los ojos para no verte, deseando ser recibidos por Morfeo tornando su deseo nervioso en la negación de ese pasaporte al mundo de los sueños, viendo el tiempo en el reloj sufriendo en su lento avance.

Blanca y hermosa te dejas ver por todo aquel que desee admirar tu belleza, y nos regalas la libertad del pensamiento, pues es en este momento cuando sin colas por nada, sin esperar ningún evento, sin desear nada que tarda en llegar. Es este instante cuando nuestra mente puede ser libre, sin ataduras, disfrutando el regalo del tiempo no perseguido, del minuto que no importa, restan muchos hasta que tu compañero inicie la aurora y encienda los interruptores del resto de mortales, mas no por ello hay ninguna prisa, el sosiego lo invade todo, y la ausencia, la poca actividad, es recibida como un regalo.

Blanca y hermosa… sigue tiñendo mis noches con tu esplendor, con tu sonrisa figurada, sigue regalándome estos momentos eternos, mañana volveré a buscarte.

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